Hola, tengo una hija de 12 años con baja autoestima e inseguridad por su físico ¿que puedo hacer para aumentar la confianza en sí misma? 

Son temas muy interesantes los que se plantean en esta consulta y sin duda responderlas como merece requeriría mucha más extensión que lo que estos artículos pretenden, pero vamos a intentar al menos dar algunas pinceladas que sirvan de ayuda: como norma general vivimos en una sociedad «proteccionista» con los hijos; muchos padres parten de la errónea idea de querer que sus hijos «no lo pasen mal», que «no sufran». Lamentablemente esta forma de educar tiene el inconveniente de que los priva de la experiencia de tomar decisiones y acertar con ellas o errar, que es precisamente lo que está en la base de una «baja autoestima». Si cogemos a una persona con una autoestima «normal» y le preguntamos: «por qué te sientes bien contigo», probablemente empezará a relatarnos éxitos que haya tenido en su vida, del tipo: «soy una persona capaz de solucionar problemas», o «alguien que no se viene abajo cuando hay dificultades»; hablará, por tanto, de situaciones en las que se ha «puesto a prueba» y donde ha aprendido cosas sobre sí mismo/a. A parte de favorecer que nuestros hijos tomen sus decisiones y asuman las consecuencias de éstas (estando nosotros a su lado como apoyo), debemos tener en cuenta nuestro propio discurso hacia ellos. Un niño o niña que lleva toda la vida escuchando en su casa cosas como: «es que siempre haces las cosas mal», «nunca llegarás a nada» o «qué pesado eres», crecerá, obviamente, con una autoestima mucho más negativa que si escucha cosas como: «esta vez no has podido, pero en la siguiente ocasión ¡podrás!». 

Al tema del físico que se plantea en la consulta se puede aplicar lo dicho a la autoestima (a fin de cuentas, es una parte sustancial de nuestra autoestima). Habría que diferenciar si se trata de «complejos justificados» (tener algún rasgo físico especialmente incómodo para quien lo padece por razones evidentes), o de simples comparaciones con los cánones de belleza actuales. Si se trata del segundo caso, que suele ser el habitual, la tarea de los padres deberá ir encaminada a la «aceptación» de las imperfecciones que todos tenemos por naturaleza. Al igual que hablábamos de los mensajes que se escuchan en casa, es importante que contemplemos, que en relación al físico, estos mensajes llegan de muchas fuentes, televisión, internet, grupo de iguales… Nuestro papel como padres es ayudarlos a gestionar dichos mensajes y protegerlos de los que puedan ser peligrosos, haciéndoles entender que todos los tipos de cuerpo son válidos  también nosotros debemos integrar con normalidad que, hasta cierto punto, estas dudas o quejas sobre nuestra imágen física, sobre todo en la etapa de la que hablamos, la pre adolescencia, son normales y habituales. En cualquier caso, si vemos que, como padres, necesitamos más ayuda sobre este tipo de problemas y/o vemos comportamientos sospechosos, atracones, excesiva actividad física , recomendamos la visita a un especialista.

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